¿Qué le pedirías al genio de la lámpara maravillosa: un título oficial de inglés o hablar con un excelente nivel de inglés?
Aunque es probable que elijas la segunda opción, tu respuesta dependerá de para qué lo necesites.
Antes de empezar una formación de idiomas, lo primero que debes preguntarte es:
¿Para qué quiero o necesito aprender inglés u otro idioma?
¿Qué me aportará ese aprendizaje y qué conseguiré?
¿Cuánto tiempo y dinero invertiré?
Podría enumerar diferentes motivos por lo que quizás quieras aprender idiomas: trabajar en una tienda de una localidad turística, viajar por el mundo, buscar trabajo en el extranjero, emprender en un proyecto en el que debas comunicarte con personas que hablan otras lenguas o estudiar un master en el que te exigen un segundo idioma.
1. Para aprender idiomas no necesitas un curso oficial Dependiendo de tu objetivo y tras contestar a las dos primeras preguntas, podrás definir qué tipo de curso te interesa y contratarlo. Para los ejemplos del párrafo anterior no necesitas una formación reglada que te proporcione un título oficial. Con un certificado de capacitación o demostrar a la práctica que sabes ese idioma será suficiente.
De hecho, el principal valor tanto de la formación no reglada, como el de la reglada, es que aprendas y apliques lo aprendido. Es decir, que el aprendizaje te capacite para cumplir el objetivo que te hayas propuesto. Una cosa es la formación y otra bien distinta el aprendizaje. La formación no es garantía de aprendizaje. Y el aprendizaje llega con tu compromiso, con acción y aplicando lo que te ofrece la formación. Si tienes en mente lo que podrás conseguir y cómo te sentirás cuando lo consigas, tienes más posibilidades de que haya aprendizaje y, por tanto, de que tengas éxito.
Los idiomas son una competencia que te abre puertas, tanto a nivel profesional como personal. Si tienes claro para qué quieres saber idiomas, la formación no reglada es tu aliada porque puedes encontrar variedad de cursos que se adaptan a tu nivel, horarios y presupuesto.
2. Tener un título oficial no garantiza que sepas usar el idioma Seguro que hay centros privados en tu localidad donde estudiar presencialmente, aunque también puedes elegir entre una gran oferta de cursos online sin preocuparte por la ubicación.
Recuerda también que dispones de clases virtuales. Desde el inicio de la COVID-19 éstas han sustituido casi en su totalidad a las clases presenciales, ya que la calidad es la misma si el profesorado es experto y con amplia experiencia docente. Lo imprescindible en este caso es disponer de un dispositivo y una conexión a internet estable, y lo mejor es que te olvidas de los desplazamientos, con el ahorro de tiempo que ello supone.
Aquí tienes un listado de algunas ventajas de la formación no reglada de idiomas:
No suele haber requisitos para acceder al curso
Puede servirte como base para presentarte a un examen oficial si lo necesitas
Es fácil encontrar cursos específicos que se adapten a tus necesidades
Puedes acceder a cursos con variedad de precios
Elegir entre varias modalidades: cursos presenciales, online y virtuales
Puedes optar por una formación continuada o intensiva, dependiendo de la urgencia y del tiempo que dispones
Un título no es sinónimo de saber. Si en tu CV pone que tienes un diploma de inglés o cualquier otro idioma, lo que importará realmente si te contactan para una entrevista es que demuestres tu nivel. Los títulos de idiomas que te sacaste hace años, no van a servir si no has seguido practicando el idioma.
3. La formación de idiomas no reglada puede ser de la misma calidad o mejor que un curso oficial Para elegir una formación de idiomas no reglada, primero asegúrate de si necesitas un título oficial o no. A partir de aquí, estos son los puntos que deberías contrastar a la hora de hacer tu elección:
Comprobar que la formación sea de calidad. Por ejemplo, hablando con alguien de tu confianza que haya hecho la misma formación.
Preguntar por los programas o cursos y tener claro los beneficios que te van a aportar.
Saber la experiencia docente y de qué titulación dispone el profesorado de la escuela.
Valorar La duración y el coste que supondrá la formación. Si la formación se convierte en aprendizaje, no será un coste, sino una gran inversión y para ello es imprescindible tu compromiso para trabajar entre clases.
Determinar si el curso se ajusta a tu nivel de urgencia. Consulta cuánto tiempo necesitarás para alcanzar el nivel que deseas en este artículo: Cuánto tiempo se tarda en aprender inglés.
Conclusión
El aprendizaje continuo es más importante que nunca y si creas un hábito y no dejas de estudiar te será más fácil adaptarte a cualquier situación. Aprender idiomas mejorará tu empleabilidad y te dará libertad porque multiplica tus posibilidades de trabajar en diversos lugares, fuera de tus fronteras, o quizá teletrabajar para organizaciones de cualquier rincón del mundo.
No esperes a encontrar al genio de la lámpara maravillosa y empieza hoy mismo a planificar tu aprendizaje de idiomas.
Como responsable de formación, ¿qué retos afrontas en tu día a día? ¿En función de qué eliges un curso o un proveedor de formación? ¿Tu equipo pone pegas al e-learning? ¿Cómo diseñas el plan de formación en un entorno tan cambiante?
Toni Ramos contestó a éstas y otras preguntas durante el encuentro virtual que Ziggurat Escuela Corporativa de Idiomas organizó el pasado 22 de septiembre.
Si pudiste asistir, recordarás que la mayoría de personas que participaron eran responsables de formación, así que además de escuchar a Toni, quizá compartiste experiencias y disfrutaste del resto de intervenciones.
Sobre Toni Ramos
Toni Ramos es licenciado en pedagogía y Máster en RRHH por la UOC; fue responsable del primer máster online en Dirección y Organización de Empresas en lengua castellana, ha trabajado en la UOC y conoce a fondo el tema de las Universidades Corporativas.Por su trayectoria profesional, como consultor de formación enorganizaciones, nos pareció de interés conocer su opinión sobre los nuevos retos de los departamentos de formación.
En este artículo encontrarás las respuestas agrupadas en 7 retos, y al final, un decálogo con las conclusiones.
Reto 1: Cómo incluir el aprendizaje informal en la gestión el conocimiento
Las personas estamos aprendiendo constantemente, muchas veces de manera inconsciente o informal. El modelo de aprendizaje 70-20-10 plantea que aprendemos a través de diferentes canales. El 70% hace referencia a lo que aprendemos en el puesto de trabajo, el 20% a lo que aprendemos a través de las interacciones con otras personas del trabajo y el 10% correspondería al aprendizaje formal, a través de cursos que vienen diseñados y planificados desde RRHH o el departamento de formación.
“Siempre hablo de la máquina de café como el lugar donde más se aprende, porque es donde te cruzas con un compañero y aprovechas para hacerle una pregunta”, comentó Toni Ramos durante la conversación y añadió: “Si conseguimos que esa pregunta que se hace en la máquina de café, y que ha quedado entre dos personas, la pudiéramos dirigir a unos foros de debate en nuestra plataforma digital, el efecto sería multiplicador, porque la respuesta a esa consulta, la estarías compartiendo con toda la organización y si, además, eso lo complementas con un buen sistema de gestión del conocimiento, realmente no sólo son las personas quienes aprenden sino que también aprende la organización.”
Ramos añadía que justamente ahora que no podemos encontrarnos en la máquina de café para compartir ese conocimiento, crear una comunidad de managers de la empresa, serviría para lanzar impresiones, inquietudes y preguntas. Su consejo es identificar a personas embajadoras a las que acudir y darles un papel dentro de esa “tribu”; eso hará que se animen a compartir y a sentirse valoradas.
Reto 2: Qué es lo más importante para diseñar un plan de formación
“La empresa que organiza un programa de formación tiene que pensar primero en negocio. Es decir, hacia dónde va la compañía, qué es lo que pretendemos; si por ejemplo pasamos por un momento de bajos ingresos, para mí el objetivo podría sería vender más. Y dentro del objetivo de vender más, pensaré qué debo hacer para incrementar mis ventas. Y un medio para conseguirlo es el de la formación” explicó Toni Ramos.
Y lo completó diciendo que, cuando haces un programa de formación, no sólo debes pensar en que las personas que asistan lo valoren positivamente en el cuestionario final de satisfacción. Hay que hacer una evaluación de las competencias adquiridas, y sobre todo comprobar qué transferencia hay en el puesto de trabajo, para ver si se ha conseguido lo que perseguía la formación.
El ejemplo que pone Toni sobre la formación en ventas podemos trasladarlo a la formación de idiomas para empresas. En este caso el objetivo no sería saber más inglés, sino que las personas que asistan a los cursos se comuniquen con eficacia y puedan desarrollar mejor su trabajo cuando hablan con clientes o proveedores en inglés. El beneficio será la optimización del tiempo y menor número de malentendidos.
Finalmente, subrayar que cuando contratas a un consultor externo, debes tener muy clara la solución-formación que buscas para que se adapte a tu negocio y que no te venda una solución estándar.
Reto 3: Qué futuro les espera a las personas responsables de formación
Laura Rosillo, una profesional con una larga trayectoria como responsable de formación intervino diciendo: “El papel del responsable de formación ha cambiado y tiene que incorporar el mapa de talento de la organización, saber muy bien quién sabe qué y qué puede aportar. (…) A los embajadores, esas personas que son referentes en la organización, hay que rescatarlas para ponerlas en juego. Ese es un nuevo rol que rompe con el modelo profesor-alumno. Lo que se trataría, a mi parecer, es de convertir a todos los empleados o colaboradores de una organización en maestros. (…) Creo que el reto que tenemos es la transformación profesional, el famosoreskilling, el transformar el oficio y las profesiones. Creo que este es uno de los retos más importantes que nos esperan en los próximos meses: cómo transformar todo lo que hacen cada uno de nuestros trabajadores.”
Pep Marqués, Director Corporativo de Desarrollo organizativo y transformación digital en Barcelona Activa fue así de claro: “Creo que, a medio plazo, esta figura tan clásica de gestor de formación en las empresas va a desaparecer”. Continuó explicando que él ve dos tendencias claras, sobre todo dentro de las compañías tecnológicas. La primera, es responsabilizar a cada individuo de su propia formación y la segunda, transformar la figura de los y las responsables de formación en colaboradores de la gestión del cambio en las organizaciones. Para Marqués, el departamento de formación debe ayudar a crecer, a identificar necesidades, a mantener una dinámica de cambio cultural constante, que permita que la organización sea competitiva en cada momento. “La clave también es atender los números de la compañía y en cualquier inversión en formación saber que ROI (retorno sobre la inversión) tengo”.
Toni Ramos compartió en gran medida la opinión de Pep Marqués: “Cuando en RRHH hablan del Business Partner HR es precisamente porque se quiere dar una orientación más a negocio. (…) Hasta ahora el gestor de la formación se encargaba de hacer el plan de formación, de seleccionar proveedores y de gestionar unos recursos. Yo creo que ahora (…) tienen que cumplir otra misión y además cubrir unos resultados. (…) Entonces creo que, si queremos ganarnos ese respeto y poner en valor la formación, cada vez más, tendríamos que hablar de ROI y demostrar ese retorno de la inversión.
En definitiva, ¿Cuál es el reto más importante del responsable de formación para Toni Ramos? “Hacerse valer dentro de su empresa. O sea, la gente de RRHH y formación tenemos que estar mucho más cerca de los comités de dirección.”
Reto 4: Cómo hacer un plan de formación en un entorno VUCA
Si todo cambia tan deprisa, ¿podemos diseñar un plan de formación anual? La clave es tener unos objetivos claros y que la figura del responsable de formación, learning advisor o CLO (Chief Learning Officer) sepa gestionar el cambio y entienda la cultura de la organización. Si es así, esta figura debería ser tan importante o más que la del asesor financiero.
Toni Ramos nos dejó algunas pistas sobre cómo diseñar ese plan de formación flexible y adaptable al cambio:
Escucha a tus equipos.
Decide qué competencias hay que trabajar y cuáles se pueden aprender online y cuáles no: si es un tema de conocimientos no habrá problema con que sea online. Pero si es un tema de habilidades o de actitudes ahí sí que tendrás que ir hacia un blended o a un programa íntegramente presencial.
Habla en clave de negocio.
Olvídate de la edad de las personas de tu equipo. No pienses que por tener determinados años no puede utilizar una metodología: es un tema de actitud no de años biológicos.
Busca soluciones formativas de calidad que se adapten a tu presupuesto y a las necesidades de tu gente. Hoy la tecnología es más accesible que nunca.
Ocúpate de que tu equipo se comprometa con el aprendizaje y se siga actualizando. Te puedes encontrar con profesionales que, dentro de dos años, si no se han formado, ya no tendrán las competencias que se necesitan. Y el coste para la empresa puede ser muy alto.
Laura Rosillo nos explicó que a veces las personas vivimos el cambio como una pérdida, por lo que en su opinión el papel del gestor de RRHH o agente de formación, debe ser seguir luchando para la gente aprenda y siga teniendo retos personales. “Pero lo que es importante en todos los casos, es que el cambio se viva como una mejora, no como una pérdida y ese es uno de los objetivos fundamentales para los que nos dedicamos al tema del aprendizaje”. Y también nos dejó estas interesantes reflexiones para debatir:
“Si la organización cambia, las personas cambian, por una cuestión de supervivencia.”
“Veo a gente que se apunta a un MOOC y luego cuando vuelve al trabajo su jefe le dice que estupendo, pero que siga haciendo las cosas como las hacía antes”.
“Lo que envejece son las organizaciones, no las personas.”
Reto 5:Quién es el responsable del aprendizaje
Desde la perspectiva de Laura Raulet, fundadora y coach en Learn&Grow, “las personas estamos en una compañía por un tiempo determinado, cada vez menos años; eso quiere decir que la responsabilidad de la formación es de cada uno”.
Ramos objetó que, aunque la vida útil en las empresas se ha reducido (parece ser que en 2025 será de 10 años) y tendremos que cambiar varias veces de trabajo, no solamente las personas deben ser las responsables de su aprendizaje.
Para él no hay duda: “La responsabilidad debe ser compartida. (…) La responsabilidad del trabajador es clara y además es interesada porque cada vez es más importante el tema de empleabilidad y si tú quieres mantenerla tienes que estar actualizando tus competencias y aquí, no hay atajos. Pero por otro lado yo creo que las empresas, tienen que ser responsables de la formación de los trabajadores y sobre todo no de poner formación a su disposición sino de cubrir las expectativas y asumir nuevas competencias. Por la sostenibilidad de la empresa es necesario. Porque luego reestructurar la empresa, despedir a gente y contratar a otras personas acaba siendo más costoso. Y luego hay otro argumento, y si queréis me podéis llamar naif. Y es que yo creo que las organizaciones, las empresas, tendrían que preocuparse por dar algo más a la sociedad. Está claro que una empresa se constituye para ganar dinero y si no lo hace vamos mal, porque al cabo de un tiempo va a cerrar y esos trabajadores van a ir a la calle. Pero creo que las empresas deben preocuparse de dar algo más de valor a la sociedad. Por eso digo que la responsabilidad debería estar compartida.”
Por tanto, esa autorresponsabilidad, motivación o compromiso debe venir de entender que el aprendizaje y la formación que ofrece la organización es un win-win para ambas partes (empresa y personas).
Reto 6: Cuál es el nuevo rol del formador
“En una organización, el conocimiento no lo ostenta una o dos personas; todos tenemos algo que aportar. En formación a veces nos hemos quedado con la imagen del experto, porque si vamos 50 años atrás, vemos las universidades con el gran catedrático que era quien ostentaba el conocimiento y lo transmitía como en una fábrica, de forma masiva. Antes tenías que ir a una biblioteca para conseguir una enciclopedia para encontrar cierto contenido. Ahora tenemos contenido en la red muy valioso (…) y tenemos la obligación de “explotarlo” en la medida de lo posible.”
Para Ramos el formador ya no debe ser un transmisor de conocimiento. Ahora debe hacer de curador de contenidos, fomentar la participación, generar dinámicas, y facilitar que las personas sean la que compartan conocimiento. El formador debe adaptarse a la realidad y olvidarse de métodos de hace años que utilizaba presencialmente, y más con esta crisis que ha llegado, y en la que muchas empresas han pasado de hacer un 10% de formación e-learning a un 90%.
“¿Y por qué ese docente debe cambiar? ¿Qué queremos? ¿Que las personas aprendan o que aprenda la organización? Porque si solo aprenden las personas, cuando esas personas se van de la organización se pierde toda esa inversión, por tanto, intentemos que quede un poso y sea la organización la que aprenda.
La clave es enseñar a aprender […] Y la experiencia ahora nos dice que podemos hacer una clase igual de participativa en virtual que en presencial.
Pero exige que cuando diseñemos la formación pensemos en poner más hitos, hacer más descansos, cambiar de actividad cada 5, 7 minutos y que el formador no hable más de 4 minutos seguidos. Si haces participar a la gente o crear grupitos (tenemos herramientas que lo permiten) puedes hacer clases online (virtuales en vivo) incluso de 3 horas. (…) La clave es que estén pasando cosas diferentes. Si nos ponemos en modo experto, hablando solo nosotros, los vamos a perder.”
Sobre el tema del formador Laura Raulet, añadió: “lo que se acaban son los formadores (tradicionales) y lo siento mucho, pero es así. Son animales terrestres y los formadores tenemos que ser anfibios y casi que facilitadores acuáticos porque en el mundo cada vez hay más agua y el agua es este mundo digital”.
Reto 7: Cómo motivar a mi equipo, que está teletrabajando, para que haga formación no presencial
Toni Ramos abordó esta cuestión así: “La pregunta podría ser la misma quitando lo de no presencial: ¿Cómo motivar a las personas para que realmente hagan la formación? La modalidad tendría que ser lo de menos. Si la gente ve utilidad en lo que está haciendo, ve que el tiempo que invierte es fructífero, que hay un retorno, que puede aplicar los nuevos conocimientos o competencias en el puesto de trabajo y encima le planteamos un curso interactivo (…) siempre ganaremos; pero hay gente que pone cierta resistencia a la formación no presencial.”
Nerea Martínez, responsable del diseño y la implementación de formación en Werfen compartió su experiencia al respecto. Su receta para motivar y enganchar a estas nuevas metodologías a los colectivos que llevan tiempo en la organización es “no pasar del 0 a 100, de lo totalmente presencial a lo totalmente digital, sino que poco a poco lanzar píldoras, pequeñas acciones y que la gente vea que funciona (…) Y si una sesión de media hora funciona, por qué no una de 3 horas”.
Toni Ramos le contestó: “Es importante tener esta actitud de querer cambiar y de asumir que vienen cambios e intentar ser lo más positivo e intentar adaptarte. (…) No podemos plantearnos cambiar a las personas de un día para otro, y aquí da igual la edad que tengan”. Añadió que el tema de la comunicación también es vital para cambiar actitudes y explicar muy bien el sentido y objetivos de la formación que se propone.
Maden Castillo de la Rosa, consultora y formadora compartió que ve resistencia a la formación online tanto por parte de personas formadoras como por las personas asistentes. Piensa que determinadas formaciones sobre habilidades son difíciles impartirlas online porque no puedes transmitir lo mismo. Lo que planteó Nerea le pareció buena idea.
Verónica Infante García, una profesional ligada a departamentos de personas añadió que lo importante es que la formación sea interesante, ágil, dinámica y que la formación online (síncrona o asíncrona), que cuente con un facilitador y una buena metodología, puede ser igual o mejor que la presencial.
Toni Ramos finalizó matizando lo importante que es la tecnología en la formación virtual: “Obviamente lo es, pero para mí se puede innovar muchísimo en la metodología, y de poco sirve tener una buena tecnología si no te adaptas a ella y le sacas el máximo provecho”.
Decálogo del nuevo rol de responsable de formación
A continuación, encontrarás aquellas ideas que resonaron con más fuerza durante el encuentro virtual sobre los nuevos retos de los departamentos de formación y que pueden inspirarte:
Utiliza las redes o una plataforma de formación para aprovechar la interactividad y recoger las carencias que tiene tu equipo, así como todo el intercambio de conocimientos entre personas.
Identifica a personas embajadoras en tu organización.
Persigue los objetivos de la formación estando muy cerca de la unidad de negocio.
Recuerda que el conocimiento no lo ostenta una o dos personas, todas tienen algo que aportar, todas pueden ser maestras.
Comprueba siempre que haya transferencia en el puesto de trabajo para ver si se ha conseguido lo que perseguía la formación.
Ocúpate de que tu equipo se comprometa con el aprendizaje y se siga actualizando.
Haz que tu equipo viva los cambios como una mejora, no como una pérdida.
Fomenta la formación y el aprendizaje para gestionar el cambio en tu organización.
Olvídate de la edad de las personas de tu equipo. No va de años, va de la actitud que tengan para aprender.
No te dejes deslumbrar por la tecnología ni por soluciones estándar. Lo que importa es la metodología y contar con docentes especialistas en enseñar a aprender.
Este artículo se lo dedico a Toni Ramos, por su tiempo compartiendo experiencias y aprendizaje, a Laura Rosillo, por su energía y por sus ganas de aprender y reinventarse, a las personas que vinisteis al encuentro por vuestras aportaciones y a todos y a todas las responsables de formación en organizaciones, que trabajáis cada día para que vuestros equipos aprendan.
Si en algún momento quieres saber cómo puede impulsar vuestra organización el aprendizaje de idiomas, no dudes en ponerte en contacto.
Muchas organizaciones gastan miles de euros cada año en algún tipo de formación interna de idiomas. Sin embargo, si haces estas tres preguntas a la persona responsable de la formación, habitualmente no será capaz de contestar de manera clara:
¿Cuál es el nivel objetivo del idioma para las personas que participan en la formación dentro de tu empresa?
Suponiendo que estas personas ofrezcan cooperación plena, ¿cuánto tardarán en alcanzar este nivel objetivo?
¿Qué progreso esperas/necesitas que alcancen durante cada curso académico (de septiembre a julio)?
Y, es probable que la mayoría responda NO a estas otras cuestiones:
¿Hay requisitos de progreso mínimo para poder continuar con la formación?
¿Hay incentivos por alcanzar objetivos lingüísticos anuales o generales?
Es fascinante comprobar cuánto tiempo y dinero se puede ahorrar si se contesta adecuadamente a estas preguntas y si se hace una planificación antes de empezar un proyecto de formación lingüística.
Si quieres resultados espectaculares, es imprescindible que planifiques antes de que la formación empiece (e incluso antes de que empieces a buscar un proveedor de formación). Y, ya que no puedes llegar a ningún sitio mientras no tengas un destino, la primera parte del proceso es decidir a dónde quieres ir.
«Saber a dónde vas es el primer paso para llegar allí» — Ken Blanchard —
¿Beneficio social o estratégico? Cuando hablamos con empresas, una de las primeras cosas que les preguntamos es dónde se ubican en el siguiente espectro con respecto a la formación de idiomas dentro de su compañía.
Tenemos clientes que ofrecen formación de idiomas como beneficio social para prácticamente todo su equipo y otros que sólo la proporcionan a personas concretas que necesitan un idioma extranjero para desempeñar su trabajo (es decir, por motivos estratégicos). Tenemos todo tipo de clientes que caen en cualquier lugar entre estos dos extremos.
Sin importar en qué lugar del mencionado espectro social-estratégico se ubique tu organización, las personas de tu equipo deben sentirse comprometidas con el aprendizaje, porque si no, la formación será un fracaso (y el retorno de la inversión será escaso); el objetivo debería ser que las personas aprendan lo máximo posible, lo que les dará gran satisfacción.
Objetivos lingüísticos y benchmarking Si eres la persona responsable de organizar un programa de aprendizaje de idiomas en tu organización, una vez decidas quién tendrá el privilegio de recibir esta formación, deberás decidir cuál es el nivel objetivo del idioma para cada persona.
Este nivel objetivo variará en cada sector, en cada compañía, en cada departamento y en cada persona de tu equipo; pero, en general, el nivel mínimo que se necesita para empezar a sentirse cómodo trabajando en un idioma extranjero es el B2+ (Upper-Interme). En inglés es el equivalente al First Certificate.
Si hay personas que estén muy cerca del nivel B2+, o ya en él o incluso por encima, recomiendo que cada persona decida su objetivo de nivel basándose en sus necesidades y preferencias personales y profesionales; incluso si la formación de idiomas se considera un beneficio social debería haber un objetivo claro de nivel lingüístico.
En función de las responsabilidades que tenga una persona, puede que necesite un nivel más alto (por ejemplo, C1-Advanced, o incluso C2-Proficiency), pero el B2+ es, en general, un criterio comparativo aceptable.
El nivel objetivo lo puedes negociar con cada persona de tu equipo. Para determinar qué nivel de idioma necesita (o quiere), recomiendo utilizar el sistema de enunciados “puedo hacer” del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER, o CEFR por sus siglas en inglés).
Por ejemplo, esta es una muestra de enunciado “puedo-hacer” de lo que una persona que estudia un idioma extranjero de nivel B2 (medio-alto) puede hacer en el área de la escritura.
Expresión escrita (B2)
«Soy capaz de escribir textos claros y detallados sobre una amplia serie de temas relacionados con mis intereses. Puedo escribir redacciones o informes transmitiendo información o proponiendo motivos que apoyen o refuten un punto de vista concreto. Sé escribir cartas que destacan la importancia que le doy a determinados hechos y experiencias».
Crea tus niveles lingüísticos objetivo: si quieres crear el nivel lingüístico objetivo en tu empresa, o si necesitas información sobre cualquier otro aspecto del benchmarking en la formación de idiomas, estaré encantado de mantener una reunión virtual gratuita de 15 a 30 minutos.
Definir el punto de partida Una vez sepas quiénes van a hacer la formación lingüística y cuáles son sus objetivos, ahora necesitas confirmar el punto de partida; es decir, cuál es el nivel actual de las personas. Si no tienes esta información, será necesario hacer un test para determinar su nivel aproximado. Para el idioma inglés puedes usar la prueba de nivel gratuita que ofrecemos en nuestra página.
No hace falta que el nivel actual general de cada persona sea exacto, y tampoco necesitas saber los niveles para cada competencia (lectura, escritura, comprensión auditiva, expresión oral, gramática y pronunciación). Pero el nivel debería ser aproximado, porque se utiliza para calcular el tiempo aproximado que cada persona necesitará para alcanzar su nivel objetivo.
Cronología aproximada para objetivos Una vez sepas dónde está una persona con respecto al nivel y adónde quiere llegar, podrás calcular aproximadamente cuántas horas, meses o años necesitará para alcanzar su objetivo de nivel. Puedes orientarte con esta tabla, basada en una investigación académica del Instituto de Servicios Extranjeros (FSI) de Estados Unidos.
Esta tabla es válida de inglés a español u otras lenguas románicas, y viceversa. Las horas que se necesiten para otros idiomas pueden variar. Por ejemplo, para alemán o chino hará falta más tiempo.
Si una persona tiene ahora mismo el nivel A2- y quiere progresar un nivel completo, hasta B1-, necesitará aproximadamente 155 horas de instrucción o contacto: 55 horas para llegar de A2- a A2+ y otras 100 horas para avanzar de A2+ a B1-. Si una persona con nivel A2- hace unas 70 horas de clases dentro de la empresa, le llevará aproximadamente 2,4 cursos académicos para alcanzar el nivel B1-.
A2- B1- :155 horas de clase (o unos 2,4 cursos de 70 horas de clase por año).
Un detalle muy importante es que el alumnado puede acelerar en gran medida su ritmo aumentando su contacto con la lengua entre clases. Por ejemplo, si este mismo persona practicara con el idioma 30 minutos cada día, reduciría el tiempo necesario para alcanzar el nivel B1- en algo más de un curso académico. ¡Con solamente media hora al día, reduce el tiempo para alcanzar su objetivo a la mitad!
A2- B1- 155 horas de clase más 30 minutos de práctica diaria (unos 1,3 cursos académicos)
Y si esta misma persona practicara por su cuenta una hora cada día, ¡alcanzaría su objetivo en menos de un año!
A2- B1- 155 horas de clase más 60 minutos de práctica diaria (unos 0,8 cursos académicos)
Como ves, el estudio individual es muy eficaz. Idealmente, tu equipo debería trabajar con regularidad entre clases. Si quieres profundizar más en este tema, consulta el artículo Cuánto tiempo se tarda en aprender inglés.
También puedes usar el Language Calculator de Ziggurat en nuestra web para comprobar cómo la asistencia a clase y el contacto fuera de las aulas afectan notablemente al progreso a la hora de aprender un idioma extranjero.
El plan general y retos anuales Cuando las personas tienen objetivos claros es más probable que logren avanzar. Es importante hablar con ellas sobre sus objetivos generales, y para cada curso académico (de septiembre a julio) también deberían fijarse un objetivo o reto anual.
Recomendamos que las personas se comprometan al menos a un incremento de medio nivel por curso. Algunas podrán atreverse a ir a por un nivel entero o más, lo que significará trabajar más entre clases y tomar más control del proceso de aprendizaje.
La siguiente tabla plantea tres modelos de alumnado. Asumimos que se dará clase durante más o menos el 70 % de los doce meses del año, es decir, unos 8,4 meses, y que cada persona tendrá 90 minutos de clase cada semana, ya sea de forma presencial, virtual o telefónica.
Suponiendo que la asistencia es del 100% y el equivalente al 50% del tiempo de clase dedicado a práctica fuera de clase.
Observa que todas necesitan cinco años o más para alcanzar su objetivo si sólo asiste a una clase de 90 minutos a la semana y trabaja por su cuenta el tiempo equivalente al 50% de la clase entre cada lección. (Por ejemplo, si las clases son de 90 minutos a la semana, el 50 % del tiempo equivalente sería hacer 45 minutos de “deberes” cada semana entre clases).
Sin embargo, si el alumnado duplicara el tiempo de práctica en casa (es decir, 3 horas de estudio individual por semana, o unos 25 minutos al día), el tiempo para alcanzar el objetivo de nivel caería a casi a la mitad:
Suponiendo asistencia del 100% y el equivalente al 200% del tiempo de clase dedicado a práctica fuera de clase.
Debo insistir en la importancia de la cooperación en el proceso de aprendizaje. Si una persona realmente quiere aprender, han de colaborar dedicando tiempo todos los días, o casi todos.
El reto anual
Para el reto anual (en este caso el curso académico 2020-2021), dos de las hipotéticas personas (Jorge y Alba) intentarán un aumento de medio nivel, y Lucía intentará incrementar un nivel entero.
Observa que, para que Lucía pase de A1+ a A2+ (un nivel entero), necesita trabajar cinco horas semanales entre clases, es decir, unos 43 minutos diarios. Alba, que solo pretende un aumento de medio nivel, tendrá que dedicar cuatro horas semanales fuera de clase para lograrlo, es decir, unos 35 minutos diarios. Cuanto más alto sea el nivel, más horas se necesitan para incrementarlo. Por eso, Jorge puede alcanzar una subida de medio nivel con solamente 1,5 horas de estudio individual por semana (compáralo con las 4 horas de Alba), ya que subir un nivel es más rápido cuando se está en los niveles más bajos.
Ofrece incentivos y ayudas a tu equipo
Recomiendo ofrecer incentivos a aquellas personas que alcancen su nivel objetivo del idioma que están estudiando. Puede ser en forma de bonificación económica, un par de días libres o algún regalo simbólico (por ejemplo, una agenda Moleskine). Lo importante es reconocer el éxito surgido a partir del esfuerzo, para enviar el mensaje de que la formación de idiomas dentro de la organización es importante.
Establecer este plan de benchmarking no lleva demasiado tiempo, pero puede significar la diferencia entre un programa de formación lingüística exitoso y uno fracasado.
No tienes nada que perder si implementas un plan de benchmarking como el que he propuesto en este artículo; y si necesitas ayuda a la hora de ponerlo en marcha, no dudes en concertar una cita conmigo.
El fenómeno de la globalización ha hecho que las fronteras entre distintos países cada vez sean más difusas. Estés en la parte del mundo que estés, tienes contacto con otros lugares del mundo, en ocasiones muy remotos. Puede ser directamente, a través de tus familiares o amigos que vivan lejos de ti; pero también, de forma más habitual, puede ser a través de los productos que consumes.
Mira a tu alrededor: de todas las cosas que tienes a mano, sean del tipo que sean, ¿cuántas crees que se han fabricado en tu propio país y cuántas se han importado de fuera?
Este detalle, que podría parecer obvio e incluso banal, destaca un hecho en el que a menudo no reparas, pero que está ahí: el comercio internacional es una realidad poderosa, que viene de muy antiguo y que cada vez cobra mayor importancia. Los negocios con otros países tienen un peso fundamental en la economía.
No obstante, hay que tener en cuenta que no todos nos comunicamos de igual manera. Cada parte del mundo usa su propio idioma, lo que significa que a menudo, si queremos comerciar con alguien que trabaja lejos de nuestro entorno, nos veremos obligados a adoptar una solución de compromiso. ¿El nuestro? ¿El suyo? ¿Una tercera lengua que ambos dominemos? Hay que llegar a un acuerdo para que todo funcione.
En el mundo actual, por unos motivos u otros, una serie de idiomas se han impuesto como vehículos de la comunicación para los negocios. Sin contar el español, que también tiene por derecho propio un lugar de honor en la lista, estos son los más útiles en la comunicación empresarial.
Idiomas más usados en los negocios
Italiano. Si bien es cierto que su ámbito geográfico es reducido (el país que le da nombre, más los microestados de San Marino y el Vaticano y algunas partes de Suiza), la lengua de Dante y Petrarca tiene la gran ventaja competitiva de su ubicación. Su nación de origen, especialmente en su mitad norte, se encuentra entre las regiones más industrializadas del mundo y su importancia es capital en industrias como la automovilística, además de otros entornos como el musical y el cultural. Y que no te engañen: aunque para un hispanohablante el italiano “suena parecido”, tiene las suficientes diferencias y matices como para necesitar un aprendizaje si la quieres utilizar a nivel profesional.
Hindi. Es el idioma más hablado y el que funciona como lengua franca en la India, país. Además, con algunas variantes (fundamentalmente en la forma escrita), es similar al urdu, que cumple la misma función en el vecino Pakistán. Se trata de economías en desarrollo, con un potencial de crecimiento increíble debido a su presión demográfica, y que según todas las previsiones en un futuro próximo tendrán una importancia capital en el panorama mundial. Comunicarse con ellos en su propio idioma será un plus que facilitará cualquier negocio.
Ruso. La lengua del gigante del este de Europa también es todavía muy común en los territorios de influencia de la antigua Unión Soviética, abarcando varios centenares de millones de personas tanto en Europa como en Asia. De igual manera, hablamos de lugares de economías crecientes y con gran potencial tanto industrial como en el sector primario, por lo que dominar este idioma puede aportar un sinfín de oportunidades.
Japonés. A este idioma le sucede igual que al italiano: su uso está restringido a un territorio concreto, en este caso el archipiélago en el lejano este de donde procede, pero la fortaleza económica de este pequeño rincón del planeta es difícil de superar. Industria audiovisual, tecnológica, automovilística… Prácticamente todo lo que te imagines, en Japón lo tienen a un nivel altísimo. Además, es un país particularmente orgulloso de su herencia cultural, de manera que conocer su lengua puede abrirte muchas puertas.
Árabe. Todo el norte de África, Oriente Próximo (con su industria petrolífera) y la comunidad musulmana repartida por el planeta entero se manejan con esta lengua, bien sea en su forma estándar (inteligible a nivel profesional en todas partes) o en alguno de sus abundantes dialectos. También se trata de economías crecientes, con una fuerza demográfica muy considerable que abarca varios centenares de millones de personas. Es otro de los idiomas que en un futuro próximo serán fundamentales para los negocios.
Portugués. En el caso de España, este idioma es particularmente importante ya que es el de nuestro vecino más cercano, con quien históricamente hemos tenido un gran volumen de intercambio comercial. Ampliando la mirada, estamos hablando también de la lengua de otro de los gigantes emergentes: Brasil. Y no son pocos los países de África y Asia donde se expresan en ella. Los matices y falsos amigos que existen en su correspondencia con el castellano hacen que, aunque nos resulte fácil, merezca la pena dedicar tiempo y esfuerzo a aprenderla bien para evitar equívocos.
Francés. Antiguamente era la lengua por defecto en la que se conducía casi toda la diplomacia internacional. Hoy puede que haya perdido el lugar de honor, pero sigue conservando su prestigio y su influencia, en gran parte porque su Francia de origen es uno de los países más destacables a nivel económico tanto de Europa como del mundo entero. Por si fuera poco, en gran parte de las colonias que París tenía repartidas por el globo, incluyendo más de media África, sigue siendo oficial. Dominarlo, aunque sea como tercer (o cuarto) idioma, es fundamental para hacer negocios en el exterior.
Alemán. Que Alemania sea por sí misma la locomotora económica y comercial de la Unión Europea, y más ahora tras el Brexit, es razón más que suficiente para plantearse seriamente aprenderlo. Pero si necesitas más, solamente debes tener en cuenta que es el medio que tradicionalmente han utilizado para comunicarse entre sí checos, húngaros, holandeses, rumanos, polacos, eslovenos… en definitiva, todos los países de Europa central, a cuyos mercados tendrás acceso si te atreves a enfrentarte a la gramática germana. ¡No es tan difícil como parece!
Chino. Si te pedimos que busques a tu alrededor y cuentes los objetos que ves que estén manufacturados en China te faltarán horas en el día para terminar la tarea. China se ha convertido en la fábrica del mundo entero, y el dialecto mandarín es el que usan más de mil millones de personas de forma nativa entre el gigante asiático, vecinos como Singapur, Vietnam o Taiwán y la diáspora de emigrantes repartidos por todos los rincones del mundo. Su país de origen, además, va a convertirse, si no lo es ya, en el nuevo líder económico mundial. Es un reto difícil, pero saber manejar su idioma te aportará enormes ventajas
Inglés. Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Sudáfrica, entre otros, de forma nativa. Miles de millones de personas en todo el mundo como nexo común para entenderse entre sí. Actualmente, la lengua número uno del planeta tanto en los negocios como en el ámbito cultural. ¿Necesitas más motivos para decidirte a aprender inglés cuanto antes?
Saber idiomas es fundamental para desarrollarse en el mundo del comercio internacional. En Ziggurat queremos que las empresas perciban los idiomas como herramientas de desarrollo y demostrar que todas las personas tienen la capacidad de aprender idiomas. ¡No lo dudes e infórmate sobre nuestros cursos
A lo largo de la historia se han desarrollado metodologías muy variadas en el ámbito de la enseñanza para facilitar el aprendizaje de las personas. El enfoque clásico ha sido el de las clases magistrales: el profesorado expone sus conocimientos y es el alumnado el que tiene que tomar nota, organizarse los temas como considere oportuno, memorizarlos sin más y luego ser capaz de repetirlos con toda la precisión que pueda el día del examen. Este sistema puede ser más o menos efectivo para superar una prueba puntual, pero la experiencia nos dice que, en la formación continua, no es ni mucho menos la mejor.
El principal problema que tiene este método es que raramente logra motivar a las personas, convertidas en poco más que un sujeto pasivo que se limita a escuchar al docente. Si hay suerte y el profesorado es bueno, puede funcionar, pero cuántas veces te habrás encontrado con expertos en su campo con habilidades nulas para la comunicación que se aburren a sí mismos a medida que hablan. Por ese motivo se intentan desarrollar nuevas estrategias para tratar de implicar más al alumnado y que se sienta partícipe del proceso. En este sentido surge el concepto de “Learning by doing”, es decir, “aprender haciendo”.
Aunque la idea ya tiene su tiempo (se le puede atribuir al filósofo y pedagogo estadounidense John Dewey, que la empezó a plantear hace ya más de un siglo) sigue considerándose plenamente vigente porque su eficacia está más que contrastada.
Hablamos de una metodología orientada a la acción, es decir, en la que la práctica, la actividad tangible, se impone a la teoría. Se trata de involucrarse en un contexto real y concreto en el que los conocimientos que se adquieren tienen una utilidad demostrable. Estamos basándonos en la premisa de que quien se lanza a aprender algo, por ejemplo, un idioma, lo hace por alguna razón concreta, por lo que obtener resultados es la motivación fundamental para ello.
En qué consiste y qué beneficios aporta el “learning by doing”
El punto de partida de este sistema es un concepto bastante sencillo: el del ensayo y error. Con la información que se le proporciona, la persona va haciendo pruebas hasta que, por sí misma (aunque guiada por el profesorado), es capaz de descubrir cuál es la manera adecuada de hacer las cosas en un contexto determinado. De esta manera percibirá que lo que le está contando realmente vale para algo, se sentirá satisfecha consigo mismo y le picará la curiosidad para continuar avanzando.
Así, además, se contribuye a reducir los efectos de lo que algunos teóricos de la educación llaman “curva del olvido”. De este fenómeno ya habló el psicólogo alemán Hermann Ebinghaus a finales del siglo XIX; el investigador hizo cálculos sobre el tiempo que tardan los datos aprendidos en desaparecer de la memoria y llegó a la conclusión de que, entre otros factores (incluyendo el estrés o el nivel de sueño), el más importante es el tipo de información de la que se trate y la forma en que esté representada.
Si se trata de material sin sentido aparente o muy abstracto, la pendiente será muy pronunciada, lo que significa que lo retendremos poco tiempo. Sin embargo, aplicando los conocimientos adquiridos al mundo real se consigue que se transformen en algo más concreto, que la mente tenderá a retener ante la perspectiva de seguir necesitándolo en el futuro.
Este modelo de aprendizaje, eminentemente participativo, tiene también otras ventajas de tipo más social. Al dar a tu equipo la capacidad de tomar sus propias decisiones para resolver tareas con los conocimientos que ha adquirido, fomentas el liderazgo, el crecimiento personal y la innovación. Además, suele desarrollarse como una forma de trabajo en equipo, lo que ayuda a que haya más compañerismo en el entorno.
Cómo funciona el “learning by doing” La estructura de la adquisición de conocimiento mediante “learning by doing” consiste habitualmente en plantear acciones que las personas participantes deben completar de forma grupal; una vez realizadas, se analizan los resultados obtenidos para determinar su eficacia y su impacto, de manera que se extraen conclusiones aplicables en ocasiones futuras. Suele seguirse un orden constante:
Presentación del problema.
Desarrollo de ideas individuales.
Puesta en común en grupo.
Debate para valorar estas ideas.
Decidir entre todos cuál podría funcionar.
Aplicación práctica.
Las claves, por tanto, están en la reflexión conjunta de las participantes y el profesorado, que permite desarrollar nuevas ideas, y en la experimentación para pasarlas al mundo real. La labor del profesorado, más que inculcar contenidos, es orientar y guiar para que cada participante en la dinámica desarrolle sus propias habilidades y aptitudes.
La metodología del “learning by doing”, por sus características, puede utilizarse en ámbitos educativos variados: tanto en entornos académicos más formales (escuelas, universidades, etcétera) como en empresas que busquen mejorar las competencias profesionales de su equipo. Conocimientos de todo tipo pueden transmitirse con solvencia enseñándolos de esta manera.
En cualquier caso, es un sistema recomendable para estructuras corporativas que pretendan alejarse del modelo jerárquico piramidal tradicional y apuesten por la innovación buscando una metodología de trabajo más horizontal,basada en patrones de creatividad y desarrollo intento de talento. Se debe recordar que el proceso implica colaborar en equipo y desarrollar en común soluciones a los problemas, por lo que el compañerismo y la solidaridad se convierten en valores primordiales, mucho más que la obediencia ciega.
En definitiva, una formación de tipo “learning by doing”, como la que utilizamos en Ziggurat para enseñar idiomas a nivel profesional, no solo constituye un cambio significativo con respecto a otros métodos más usados y que, en ocasiones, el alumnado rechaza por tediosos. Y es que el «learning by doing» garantiza más eficacia y un rendimiento real con resultados medibles y comprobables desde el primer momento.
Antes de entrar en materia, te lanzo otra pregunta: ¿Eres más de Cola Cao o de Nesquik? En mi caso, hace años dejé de tomar leche con Cola Cao; pero recuerdo muy bien que por aquel entonces el mundo se dividía entre los que escogían una u otra marca. ¿Todavía pasa?
El hecho de poder elegir te da la libertad para decantarte por aquellos productos o servicios que tienen que ver con tus gustos, objetivos y valores.
En el entorno de las organizaciones, uno de los retos que afrontas como responsable de formación, learning adviser, o como CLO (Chief Learning Officer), son las preferencias de las personas a la hora de acceder a los cursos. ¿Qué es mejor y para quién? ¿Cómo elegir los formatos, contenidos y metodologías? ¿Cómo personalizar la formación, para que tenga impacto y se transfiera al lugar de trabajo? ¿Qué es lo más saludable y sostenible para la organización?
En los últimos años se habla mucho de la importancia de la formación en las empresas. Y es que, si tiene un propósito alineado con el negocio y está centrada en las personas, fomenta la empleabilidad.
Qué prefieren los profesionales en LinkedIn
Hace unos días publiqué una breve encuesta en LinkedIn encabezada por el siguiente texto:
“La formación y el aprendizaje continuo son clave para la empleabilidad. Formarse con un propósito y comprometerse con el aprendizaje reducen la incertidumbre y te permiten un desarrollo continuo.Si la organización a la que perteneces te ofreciese formación, ¿cuándo te gustaría tener acceso a ella?”
Durante la jornada laboral
Fuera de la jornada laboral
Una parte dentro y una fuera
Cuando tú lo decides (24/7)
A continuación, te presento los resultados de la encuesta. Por un lado, verás una breve descripción de los datos obtenidos, y por otro, comentarios con mis opiniones personales, basadas en más de 16 años trabajando en el sector de la formación de idiomas para empresas. He intentando ponerme en el lugar de las personas encuestadas para entender el porqué de su elección.
1. Preferencia por la formación durante de la jornada laboral
Ha sido la segunda opción preferida con el 36% de los votos.
Mi hipótesis es que un gran número de personas están más familiarizadas con formaciones síncronas (presenciales y virtuales) que suelen hacerse durante la jornada laboral; y es posible que consideren que la formación forma parte del trabajo.
Posibles ventajas En el caso de que la formación sea síncrona (presencial o virtual):
Contar con profesorado que dinamiza la clase
Formular cualquier duda o pregunta durante la clase
Disfrutar de una formación personalizada.
Tener clases programadas (mejora el compromiso y la asistencia, ya que en cada sesión profesorado y alumnado se ven)
Si la formación es asíncrona (por ejemplo, un curso online de inglés):
Agendar libremente los horarios
Organizar mejor la jornada
Posibles desventajas En el caso de que la formación sea síncrona (presencial o virtual):
Un pico de trabajo o posibles viajes pueden provocar no asistir a clase
Una baja médica o un cambio de turno puede interrumpir la formación
Y en el caso de que la formación sea asíncrona (curso online), hay que tener un calendario preestablecido, y cumplirlo, para no acabar el curso sin haber entrado a la plataforma una sola vez.
2. Preferencia por la formación fuera de la jornada laboral
Esta opción sólo la ha votado el 1% de las personas. Visto en perspectiva, formulé bien la pregunta, teniendo en cuenta que la opción 4 hablaba de acceder a demanda (24/7) y por tanto ya la incluía.
Por este motivo no consideraré las posibles ventajas o desventajas como en el apartado anterior, pero aprovecho para comentarte que he escuchado opiniones de CLOs que abogan por la formación fuera del horario laboral, esgrimiendo que cualquier profesional debe invertir parte de su tiempo diario en formarse. Y que cada cual es responsable de su propia formación para seguir siendo empleable.
Y aunque es cierto que la responsabilidad y el compromiso individual son claves en el proceso de aprendizaje, cuando hablamos de formación en empresas, desde mi punto de vista, las organizaciones deben facilitar entornos para el aprendizaje. Por ejemplo, consultar un tutorial de YouTube, dedicar tiempo a la prospección (o a la lectura de ciertos contenidos) en LinkedIn y asistir a un webinar de una temática relacionada con el puesto de trabajo, podrían considerarse momentos de formación/aprendizaje dentro de la jornada. Porque hay personas, un gran porcentaje mujeres, que fuera del horario laboral tienen otras responsabilidades (cuidado del hogar, hijos u otros familiares, etc.), que limitan su tiempo para formarse.
3. Preferencia por la formación, una parte fuera y otra dentro de la jornada laboral
Ha sido la tercera opción preferida con el 19% de los votos
Posibles ventajas En el caso de que la formación sea síncrona (presencial o virtual) tiene básicamente las mismas ventajas que cuando se imparte dentro del horario laboral. De hecho, muchas formaciones de idiomas (cuando son voluntarias), se hacen así. De esta manera se intenta que sea un win-win para fomentar el compromiso entre empresa y empleados/as. Las personas que participan en estos programas suelen valorar más las clases porque invierten parte de su tiempo personal.
Posibles desventajas Las mismas que las que se dan cuando la formación es dentro del horario laboral.
4. Preferencia para acceder cuando tú lo decides (24/7)
Esta opción se ha llevado el 44% de los votos. Seguramente ha sido la más votada porque es la que ofrece más libertad. El hecho de pensar que no hay restricciones y que sea totalmente flexible, la hace muy atractiva.
Posibles ventajas Si las personas que han votado tener acceso 24/7, imagino que estaban pensando en formaciones asíncronas (cursos online, quizá tutorizados, donde no hay una interacción a tiempo real), a las que se puede acceder desde cualquier lugar y en cualquier momento. En este caso:
Hay libertad para marcar un calendario y el ritmo de aprendizaje
Se puede cambiar dicho calendario, si surge algún cambio o imprevisto
Se pueden visualizar los contenidos las veces que se quiera (mientras haya acceso)
Posibles desventajas Se podría resumir en una: hay que planificar muy bien los momentos de dedicación al curso. Todavía muchas cursos online, que si no están bien dinamizadas, acaban siendo un fracaso en cuanto a la finalización. La autoexigencia es fundamental. Con la formación síncrona, hay unas sesiones programadas que ayudan a comprometerse con la asistencia. En cambio, cuando se tiene toda la libertad del mundo, se corre el riesgo de no bloquear esos espacios o de ir posponiendo la formación.
Como ves la muestra recoge que la opción que más prefieren las personas es tener acceso a la formación 24/7, muy seguida de la formación dentro del horario laboral. Las encuestas te sirven para descubrir tendencias, pero puedes interpretarlas de diferentes maneras. Y si quieres saber más sobre cómo tener éxito con el aprendizaje en las organizaciones puedes leer el artículo El valor de los ecosistemas de aprendizaje en las empresas.
Cómo decidir el horario de la formación en tu empresa
Como responsable de formación, te propongo el siguiente check list de las tareas previas que te servirán para decidir qué tipo de cursos convienen a tu organización:
contar un mapa de competencias por roles
conocer bien a cada persona de tu equipo
saber de qué tiempo disponéis para la formación al año
tener el presupuesto para invertir y consultar qué opciones tienen mayor bonificación, si esto es importante
definir el propósito y los objetivos de cada curso
medir el grado de compromiso de las personas
En definitiva, sé fiel a la cultura de tu empresa y escucha a las personas para decidir con ellas lo que deben aprender para impulsar el negocio.
Si en tu caso, lo que necesitas es un plan de formación de idiomas, ponte en contacto y te explicaré de qué soluciones disponéis para que sea un éxito, aunque hasta ahora no hayáis conseguido los resultados esperados. Por suerte, para formarse y aprender idiomas (a diferencia de los cacaos instantáneos), hay más opciones donde elegir.
La experiencia y la actitud para aprender cosas nuevas y adaptarse ha permitido que algunas organizaciones hayan sobrevivido a la crisis del Covid-19. Sin apenas darte cuenta, te has visto en la necesidad de trabajar en casa, de comunicarte con tu equipo a distancia, has consumido más contenido online que nunca y te has preparado a marchas forzadas para la ‘nueva normalidad’.
Como ocurre en otros sectores, la proclamación del estado de alarma afectó gravemente al sector de la formación de idiomas. Las academias tradicionales tuvieron que cerrar sus puertas y el profesorado de las empresas que ofrecen formación in-company, no podía seguir asistiendo a las instalaciones de sus clientes.
Llegados a este punto, la reinvención profesional ha sido clave para el sector, ya que no todas las academias ni escuelas de idiomas han podido seguir con su actividad. Sólo lo han hecho aquellos proveedores que han sabido dar una respuesta rápida y fiable a sus clientes y han contado con un equipo flexible y capaz de adaptarse a la nueva realidad.
«No siempre sobrevive el más fuerte ni el más inteligente,
sino quien se adapta mejor al cambio». Charles Darwin
En este artículo comparto cómo hemos afrontado esta crisis desde Ziggurat Escuela Corporativa de Idiomas y qué soluciones hemos aportado a nuestros clientes. El objetivo es compartir ideas y recursos para impulsar el plan de formación de idiomas 2020-21 en tu organización.
Perfil de la clientela Desde 2003, Ziggurat es el partner de formación de idiomas de empresas públicas y privadas de diferentes sectores: inmobiliario, farmacéutico, tecnológico, energías renovables, automovilístico, servicios, transporte…
Empresas como TMB, Barcelona Activa, Duravit, Fincas Forcadell, Moventia, Lacer, Opko y Werfen, entre muchas otras, han mejorado sus competencias en idiomas a través de las diferentes soluciones que ofrecemos: clases presenciales, clases virtuales y cursos online. En cada caso trabajamos junto al equipo responsable de RRHH y formación, para que nos expliquen el perfil profesional de las personas que van a participar (sea una o más de cien), los resultados que quieren conseguir y el presupuesto del que disponen.
Con toda esta información consensuamos si lo más idóneo es el e-learning o los cursos presenciales, y qué contenidos y duración debe tener la formación.
El reto
Si miras atrás, recordarás que el fin de semana del 7-8 de marzo Italia proclamó el estado de alarma y, aquí, empezamos a preocuparnos por la situación. Y a los pocos días, en las oficinas de Ziggurat, llegaron las primeras llamadas de la clientela solicitando cancelar las clases presenciales, por el cierre de sus sedes.
Finalmente, el 14 de marzo, se decretó el estado de alarma. En aquel momento, nadie sabía si el confinamiento sería para 15 días o más, se empezaba hablar de ERTEs y recortes. Nuestra clientela, como todas las organizaciones, buscaba soluciones para facilitar el teletrabajo a sus equipos. A todo ello, había que sumar el desconcierto de cómo continuar la formación de idiomas presencial que tenían implementada.
La solución Justo antes de proclamarse el estado de alarma, a partir del 12 de marzo, toda la clientela de Ziggurat recibió un comunicado donde proponíamos cómo migrar de la formación presencial a la virtual, sin ningún coste adicional. Explicamos que lo haríamos a través de Zoom, una plataforma para videoconferencias profesionales, que funciona directamente desde el navegador y con la que llevamos impartiendo clases virtuales de inglés, francés, italiano (y hasta 6 idiomas más), desde 2014.
En general, los departamentos de RRHH y formación recibieron con entusiasmo la propuesta porque querían que los cursos de idiomas, que tanto valoran sus equipos, se siguieran impartiendo y que no hubiera retroceso en el aprendizaje.
En menos de 10 días, el 70% del alumnado de Ziggurat ya estaba asistiendo a sus clases virtuales, con el mismo profesorado, y continuando con el plan de estudios pactado al inicio de la formación. El equipo de dirección y coordinación de Ziggurat ofreció formación intensiva sobre la plataforma Zoom al profesorado que tenía menos experiencia con esta herramienta. También dio apoyo y seguimiento al alumnado a nivel técnico, y supervisó multitud de clases para tener el mayor feedback posible.
A día de hoy las clases perdidas se han recuperado y FUNDAE ha permitido que las clases virtuales se contemplasen como formación bonificada. ¿Diferencias con las clases presenciales? Simplemente el hecho de que cada persona está en una ubicación distinta. A nivel pedagógico ninguna.
Tienes la libertad de hacer las clases desde donde quieras.
Disfrutas de la misma calidad pedagógica que en una clase presencial.
Cuentas con clases adaptadas a tus necesidades y objetivos.
Sales de tu zona de confort.
Adquieres nuevas habilidades digitales.
Mejoras tus habilidades comunicativas a nivel virtual.
Disfrutas de la flexibilidad para conectar con colegas de trabajo en otras ubicaciones.
En concreto las clases virtuales de Ziggurat:
Son dinámicas, participativas y 100% comunicativas con profesorado nativo, titulado y con más de tres años de experiencia docente (de hecho, la media de experiencia de nuestro profesorado es de 12,5 años). En las clases virtuales se incide en aquellas actividades que el alumnado no puede hacer solo (conversar y corregir la pronunciación).
Tienen una estructura clara y ofrecen actividades que propone el profesorado dependiendo de las necesidades y objetivos pactados con cada grupo: se repasan los contenidos tratados en la clase anterior para garantizar la asimilación y para que haya conexión entre las clases. Esta estructura y las actividades sirven para adquirir, mejorar y consolidar todas las competencias comunicativas (comprensión oral, conversación, comprensión lectora y expresión escrita).
Son saludables: en los últimos meses se ha hablado del cansancio que pueden provocar las clases virtuales. En este sentido tenemos en cuenta los ciclos naturales de atención, haciendo breves pausas y cambios de actividad, o incluso, proponiendo unos simples estiramientos para mejorar la atención.
Cuentan con tecnología al servicio de las personas: el profesorado puede dividir una clase grupal en mini grupos para dinamizar y hacer que todas las personas participen y practiquen el idioma; y pueden compartir, tanto alumnado como profesorado, todo tipo de archivos (videos, audios, word, Excel…)
Disponen de sistemas de trazabilidad: se puede saber cuándo entran y salen las personas de clase, su asistencia, etc. Esta información queda registrada y puede descargarse en un Excel, algo imprescindible si la formación es bonificada.
Resultados y datos relevantes Para saber el nivel de satisfacción del alumnado respecto a la migración a clases virtuales, hemos realizado una encuesta. A continuación, te presentamos algunos datos relevantes:
El 55% del alumnado afirma que las clases virtuales son muy similares a las clases presenciales.
Al 52% de las personas les gusta poder conectarse desde cualquier lugar.
El 31% prefiere la formación presencial.
El 91% de las personas encuestadas afirma que el profesorado ha conseguido dinamizar la clase y transmitir bien los contenidos.
El 35% están contentas porque han podido seguir comunicándose con los compañeros/as durante la crisis.
Sólo el 7% ha encontrado más difícil seguir al profesor/a en comparación con la formación presencial.
Aunque, en general, el alumnado echa de menos el contacto personal, al 54% de las personas encuestadas le gustaría seguir con las clases virtuales mientras que el 46% prefiere retomar las presenciales.
El 74% de las personas afirma que la plataforma es fácil de usar.
Testimonios
Nuestra experiencia con Ziggurat en versión virtual ha sido, como siempre, muy buena, demostrando la misma profesionalidad que con la formación presencial. Han demostrado estar muy preparados y preparadas tanto en la parte de gestión administrativa como por el rigor y conocimiento por parte de los profesionales que imparten las clases. El personal docente ha estado a la altura (…) para hacer que el alumnado no perdiera el ritmo y sacara el máximo provecho de la formación.
EQUIPO RESPONSABLE DE FORMACIÓN DE BARCELONA ACTIVA
Las clases online han ido perfectas durante todo este tiempo. Gracias por la agilidad y flexibilidad de adaptación. No haber perdido ni una clase durante estos meses ha sido muy importante, no solo académicamente, también psicológica y emocionalmente.
JOSEFINA LLOVERA, ALUMNA DE MOVENTIA
Gracias a la ayuda y el apoyo de Ziggurat, la transición de clases presenciales a virtuales no me ha costado tanto como temía. Además, la plataforma Zoom (…) resulta ser muy intuitiva, segura y facilita mucho el trabajo del profe a la hora de realizar una clase online. Los comentarios de los alumnos también han dejado claro que la experiencia ha sido – y sigue siendo – muy amena, y que realmente se pierde muy poco comparado con una clase presencial. Si tuviera que destacar alguna cosa (…), sería lo fácil que es compartir grabaciones del inglés ‘auténtico'(…) Eso, y que me permite tener mi taza de té inglés al lado; un recurso complementario y altamente recomendable 😉
En cuestión de días, la crisis de Covid-19 obligó a miles de profesionales a realizar reuniones, presentaciones y clases online, en muchos casos por primera vez en sus vidas (e incluso en un idioma extranjero). Hay quien ha comenzado a ofrecer webinars gratuitos para hablar sobre cualquier tema, desde cómo mantenerte saludable durante la crisis hasta ventas o logística. En mi opinión, este es uno de los aspectos positivos de esta crisis; ahora tienes acceso a mucha información interesante, que te llega directamente a tu ordenador o smartphone.
Sin embargo, facilitar un webinar, una reunión online en inglés o una clase virtual desde una plataforma, como Zoom o Teams, no es tan fácil como parece. He visto webinars buenos, y también he visto algunos muy ineficaces. Cuando te comunicas virtualmente, las habilidades para presentar son más importantes que nunca. La verdad es que lo que hace que una presentación cara a cara sea buena, es lo mismo que para una presentación online; pero con algunos matices.
Recientemente asistí a un webinar impartido por una persona a la que había entrenado para una charla TEDx hace unos años; aquella charla TEDx no sólo contó con un excelente contenido, sino que también conectó con la audiencia mediante diapositivas simples e impactantes, gestos dinámicos, contacto visual, humor y anécdotas. Desafortunadamente, en el webinar olvidó muchas de las cosas importantes que hacen que una presentación sea efectiva. Y aunque de nuevo presentó un buen contenido, no conectó tan bien con la audiencia virtual. Este webinar habría sido mucho más efectivo con sólo cambiar 3 simples aspectos de su presentación.
Cómo mejorar tus presentaciones virtuales En este breve artículo, voy a revisar tres áreas clave en las que debes concentrarte para perfeccionar tus habilidades para presentar virtualmente (y también presencialmente):
Contacto visual
Gestos y lenguaje corporal
PowerPoint Zen
Aplicando estos consejos, te aseguro que tus presentaciones virtuales (y presenciales) mejorarán significativamente.
1.Contacto Visual Si estás hablando con alguien y no te mira a los ojos, tiendes a cuestionar su sinceridad, a menudo de manera inconsciente. Cuando estás asistiendo a una presentación, si el orador dirige sus ojos constantemente hacia el podio o hacia una hoja de papel, o mira al suelo o al espacio, sin mantener contacto visual con el público, hay menos conexión entre el orador y la audiencia. Se dice que los ojos son la ventana del alma; los ojos comunican mucho, por lo que siempre deberías mirar a quien estás hablando, ya sea un amigo en la terraza de un café o una audiencia de 250 responsables de Recursos Humanos.
Si cuidas el contacto visual con la audiencia, la calidad general de tus presentaciones mejorará. Si debes dar una presentación en una sala con público, mantener dicho contacto consiste en no perder de vista las diferentes áreas de la sala donde la gente está sentada, sin olvidarte de mirar a las personas directamente a los ojos, de vez en cuando. Todas las personas presentes deberían sentir que les estás hablando a ellas; mirarlas es muy importante.
Al hacer una presentación virtual, observar a tu audiencia significa dirigir tus ojos a la cámara. Esto va en contra de tu instinto. Cuando hablas, quieres mirar a las personas, por lo que a menudo durante un webinar tiendes a mirar a la pantalla, por lo que no estás mirando a los ojos de las personas. Ellas te están mirando a ti, pero tú no mantienes contacto visual con ellas porque no estás mirando directamente a la cámara. Es un concepto muy simple, que no es fácil de llevar a cabo al principio. En tu próxima reunión virtual, webinar o presentación online, cada vez que hables… ¡mira directamente a la cámara que te está grabando, no a las imágenes de los participantes! Esto hace una gran diferencia.
2. Gestos y lenguaje corporal Cuando presentamos cara a cara, las personas generalmente pueden ver nuestro cuerpo entero. En la mayoría de los webinars y las clases virtuales, sólo vemos los hombros y la cabeza de la persona que habla. Por lo tanto, perdemos una parte importante de la comunicación humana: los gestos y el lenguaje corporal.
Los gestos varían de una cultura a otra, pero si hay algo que he aprendido desde que vivo en España, es que los gestos son muy importantes en la cultura latina; mucho más que en la cultura anglosajona. Por tanto, no limites tus gestos cuando presentes virtualmente. Si es posible, cuando realices cualquier tipo de presentación o clase online, hazla de pie. Cuando estás de pie, tu energía es mayor. En mi caso doy clases de pie, no sentado; y también en el caso de la mayoría de profesores y profesoras que conozco. Pero por alguna razón, con la enseñanza virtual, estamos viendo que muchas de las personas están sentadas.
Lo ideal es que la audiencia pueda ver tu cuerpo desde el abdomen hacia arriba, para ver tus manos y brazos. Es una solución simple, pero marca una gran diferencia, comunicativamente hablando.
Sentado Menor energía, menos gestos visibles
De pie Mayor energía; más gestos son visibles
Si no puedes estar de pie, asegúrate de que tu audiencia pueda verte desde el abdomen hacia arriba y que tus brazos, manos y gestos sean visibles.
3. PowerPoint ZEN Para hacer una presentación excelente o un webinar que impacte, no es necesario usar PowerPoint (PPT); algunas de las charlas TED más populares, se realizan con muy pocas diapositivas PPT, o incluso sin PPT. Sin embargo, la mayoría de personas (incluido yo mismo) usan un PPT como ayuda visual para que la audiencia siga mejor los puntos principales que están exponiendo. Desafortunadamente, muchas usan el PPT de manera incorrecta. El objetivo de un PPT debería ser guiar a la audiencia y no a la persona que está dando la presentación. Debes crear cada diapositiva del PPT pensando en el público, no en ti mismo o en ti misma. No debería ser una “chuleta” de tu presentación.
Más imágenes, menos texto El concepto Zen, «menos es más», es más relevante para la comunicación que en cualquier otra área de la vida. Cuanto menos texto tengan tus diapositivas, mejor. Recuerda que tú eres la presentación, no las diapositivas; Las diapositivas son una ayuda visual. Asegúrate de que todo lo que pongas en la diapositiva es para ayudar a la audiencia a comprenderte mejor. Si algo no les va a ayudar, no lo incluyas. Si cargas tus diapositivas con mucho texto, el público debe decidir entre leer todo o escucharte. Debes ser tú quien exponga el texto y reservar las diapositivas PPT para exponer imágenes que impacten o para mostrar citas o datos relevantes.
Diseño gráfico No es necesario ser un experto en diseño gráfico para crear diapositivas potentes, pero te recomiendo que sigas estas simples reglas:
No uses más de dos o tres fuentes diferentes en la presentación. (Por lo general, yo sólo uso un tipo de letra).
Utiliza fuentes sans-serif (o «paloseco», como Arial, Tahoma, Verdana …). Las fuentes Sans-serif son más fáciles de leer en una pantalla.
No uses más de dos o tres colores para el texto; y si usas colores diferentes, asegúrate de que hay una razón para ello. El negro sobre blanco es el más fácil de leer. Evita combinaciones extrañas que sean difíciles de leer (como por ejemplo texto blanco sobre un fondo amarillo, o fondos muy oscuros con mucho texto claro).
Si usas fotos, utiliza toda la pantalla, siempre que sea posible. Tiene un mayor impacto.
Una imagen en negativo conlleva mayor dificultad para leer el texto (como este amarillo sobre fondo azul).
Esta diapositiva tiene un mayor impacto; la persona que presenta puede dar más detalles sobre los puntos principales.
Conclusión Como dije en la introducción de este artículo, aplicar estos consejos puede mejorar significativamente tus presentaciones virtuales y presenciales. Sin embargo, convertirte en un gran presentador/a no sucede de la noche a la mañana. Requiere atención, práctica y dedicación, y la mayoría de las personas tienen mucho más éxito cuando cuentan con alguien que les ayude. Si realmente quieres mejorar tus presentaciones, te animo a que asistas a uno de mis seminarios, Presentaciones Zen.
Te traigo buenas noticias: no hace falta viajar al espacio para ver las cosas desde otro punto de vista. Hay emotivos testimonios de astronautas que confirman que cambiaron su manera de percibir la tierra cuando la distinguieron desde el espacio. Sintieron su fragilidad, valoraron más lo que tenían, y advirtieron que los seres humanos dependemos unos de otros, más de lo que pensamos. Aquí tienes algunas de sus declaraciones a su regreso a la Tierra:
“De repente me di cuenta de que ese pequeño guisante, bonito y azul, era la Tierra. Levanté el pulgar y cerré un ojo, y mi pulgar borró el planeta Tierra. No me sentí como un gigante. Me sentí muy, muy pequeño.» Neil Armstrong (1969)
“En el futuro, me gustaría ser una mayor defensora de la conservación de las especies. Cada una de las partes de la Tierra reacciona a cualquier otra parte. Son un todo. Cada pequeño animal es importante en ese ecosistema» Karen Nyberg (2013)
“En un determinado momento pensé, si pudieras estar en el cielo, así es como verías el planeta. Y luego, pensé más en ello y dije, no, es más hermoso que eso. Así es como tendría que ser el cielo. Pienso en nuestro planeta como un paraíso. Somos muy afortunados de estar aquí”. Mike Massimino (2009)
Portrait of a Dream, escultura de Joseph Klybanski,
expuesta en el centro del estanque del Museum Square Amsterdam en 2018
Fotografía de Sam te Kiefte (Fuente: Unsplash)
Hombres y mujeres que vivieron esa extraordinaria experiencia cambiaron su mirada. Pero si no eres astronauta también puedes cambiarla gracias al coaching, en concreto gracias al uso del lenguaje y las distinciones, y así abordar tus retos desde una nueva perspectiva.
Como sabes, existen palabras que nos limitan y otras que nos abren a infinitas posibilidades.
Qué son las distinciones en relación con la formación de idiomas en empresas
En coaching utilizamos las distinciones, conceptos o palabras, que te permiten observar las cosas de manera distinta a como lo haces habitualmente. Como explican Miriam Ortiz de Zarate y Silvia Guarnieri en No es lo mismo, “No podemos distinguir aquello que no conocemos, aquello para lo cual no tenemos una distinción lingüística, aquello, en suma, que no podemos nombrar”.
Fredy Kofman añade en su libro Metamanagement que “No hablamos de aquello que vemos, sino que sólo vemos aquello de lo que podemos hablar”.
Para demostrarte lo anterior, aquí tienes dos distinciones que te servirán de ejemplo.
Distinción 1: Exigencia versus Excelencia No es lo mismo aprender desde la perspectiva de la exigencia que desde la excelencia.
Desde la exigencia:
buscas la perfección (algo que no existe) y eso te lleva a la insatisfacción
sólo piensas en los resultados
te centras en las expectativas (cosas externas a ti, que no puedes controlar)
tienes miedo al fracaso y a equivocarte
te comparas con otras personas
dices: “tengo que hacer…”
Desde la excelencia:
buscas hacer las cosas de la mejor manera posible
disfrutas del proceso de aprendizaje y dejas en segundo plano los resultados
te comprometes con tus objetivos (algo interno, que puedes controlar)
vives el error como una oportunidad, lo aceptas como parte del proceso
sientes preocupación, miedo, ansiedad, resignación, falta de recursos
Si tienes un reto:
ves distintas posibilidades y recursos
te resulta más fácil encontrar caminos, diseñar un plan de acción
sientes interés, curiosidad, optimismo
El aprendizaje te requiere mirar desde la perspectiva de la excelencia y afrontarlo como un reto, una oportunidad que te permite dos cosas fundamentales: por un lado, adaptarte a circunstancias externas que no has elegido y, por otro, crear nuevas realidades.
Si eres responsable de organizar un plan de formación de idiomas es clave dedicar tiempo a evaluar el verdadero propósito de dicha formación y escuchar a todas las personas implicadas (equipo, responsables de área, proveedores, …). Hacerte preguntas es la manera de entender qué necesita cada persona y qué necesita la organización. Una vez tengas las respuestas a todas las preguntas, sabrás qué formación de idiomas a medida (presencial, virtual u online), es la que mejor se adapta a tu equipo.
¿Para qué vas a organizar formación de idiomas en tu organización? Para qué. Esa es la pregunta mágica que deberías hacerte si quieres encontrar la respuesta correcta. Es una pregunta muy poderosa, sobre todo si la comparas con cuestionarte el por qué.
Verás la diferencia a CÓMO respondes a un POR QUÉ versus a un PARA QUÉ.
Posibles respuestas a “POR QUÉ quiero montar esta formación” podrían ser:
Porque el inglés es la lingua franca en el mundo profesional
Porque la mayoría de empresas hacen cursos de idiomas y nosotros también tenemos que hacerlo
Porque puede que sea necesario más adelante
Porque todas las personas de la compañía deben llegar a nivel B2
Posibles respuestas a “PARA QUÉ quiero montar esta formación” podrían ser:
Para que las personas que deben comunicarse en inglés se sientan más cómodas y les sea más fácil hacer sus tareas diarias
Para abrir mercados en otras localizaciones de habla inglesa
Para atraer talento
Para que cada persona alcance el nivel que necesite, según sus objetivos profesionales o personales
Si te fijas cuando respondes al POR QUÉ:
Te enfocas en el pasado
Estás pensando en tus creencias
Lo relacionas con la exigencia
Te hablas desde el “tengo que…”
Te centras en tus expectativas
Si te fijas cuando respondes al PARA QUÉ:
Te enfocas en el futuro
Piensas en la finalidad, el propósito
Te hablas desde el “quiero que…”
Lo relacionas con la excelencia: piensas en el proceso, no en los resultados
Sin duda, si te sitúas desde la excelencia y afrontas la formación de idiomas en tu empresa como un reto, la abordarás desde una nueva perspectiva. Si lo haces, dejarás atrás creencias limitantes y el miedo a que el plan de formación de idiomas fracase.
Y, sobre todo, antes de ponerla en marcha, no olvides preguntarte el PARA QUÉ. 😉
“Cuando cambias la manera de ver las cosas, las cosas que miras cambian”_Wayne Dyer
Quién te iba a decir que ibas a vivir, y apenas sin previo aviso, una situación extraordinaria como la que te ha traído el COVID-19: la más volátil, incierta, compleja, y ambigua que te hubieras imaginado nunca. Conceptos como entorno VUCA o modernidad líquida (este último acuñado por Zygmunt Bauman en el 2000) vienen como anillo al dedo en este momento del que, por necesidad, ya estamos aprendiendo mucho.
En mi caso, tengo suerte de experimentar la cara más amable de este confinamiento: trabajando desde casa, en compañía, con la nevera llena y con medios para hablar con la familia, amigos y el equipo de trabajo. Añoro pequeños detalles como esos besos y abrazos y ese agradable paseo al mercado los sábados por la mañana. Ahora esa salida se ha convertido en todo un reto: hacer cola, conservar la distancia, no mantener conversaciones, llevar parte del rostro tapado sonriendo con los ojos o la voz, recordar no tocarme la cara…
Todavía estoy en la fase de la competencia consciente, esa donde sabes lo que tienes que hacer, pero debes estar concentrada o concentrado, y prestar atención a lo que haces para no equivocarte.
Me siento más responsable que nunca, por mí y por las demás personas. Me siento más consciente. Tengo presente que mis acciones pueden tener consecuencias a miles de kilómetros, donde otros humanos comparten su espacio con seres queridos. Pienso en el efecto mariposa o efecto dominó. Esa reacción en cadena que en este caso se está produciendo del este al oeste del planeta. Así que decido enfocarme en lo que de verdad importa y vivir momento a momento, agradeciendo más que nunca lo esencial; eso que es invisible a los ojos, recordando al Principito de Antoine de Saint-Exupéry.
Celebro la vida cada día. Agradezco aprender a hacer las cosas de otra manera, porque incrementa mi paciencia (¡que te confieso que a veces pierdo!) y me hace más empática con aquellas personas que viven otra realidad muy diferente a la mía. Y no sé tú, pero en mi caso veo amabilidad, comunicación vecinal a distancia, ayuda y agradecimiento de personas conocidas o desconocidas.
El poder de las personas y las organizaciones que aprenden En el entorno profesional está pasando lo mismo. Aquellas reglas que regían las organizaciones han desaparecido. Ahora la primera misión es evitar contagios para salvar vidas. Y para ello hay profesionales que están arriesgando las suyas propias y las de sus familias: personas del sector sanitario, de los servicios de limpieza, transportistas, personal de residencias geriátricas, profesionales del sector de la alimentación, cuidadores de criaturas y jóvenes sin familia, profesorado, servicios funerarios, sector químico y farmacéutico, …
Ves empresas que se vuelcan en aprender a marchas forzadas, colaborando y compartiendo información para poder reconvertir su actividad: de fabricar coches a producir respiradores, de elaborar colecciones de moda a confeccionar batas y mascarillas, de hacer perfumes a producir gel hidroalcohólico…
Y si no estás en algún ámbito considerado esencial en esta crisis, es muy posible que estés trabajando en remoto para mantener esta “normalidad” cambiante e incierta. Quizá comunicándote con equipo, clientes y proveedores. Escuchando sus inquietudes o buscando soluciones entre todas las personas. Y seguro que estás viendo gestos de disponibilidad para seguir adelante.
Si estás en el sector de la formación habrás pasado de dar servicios presenciales a virtuales. Aunque hace años ya funcionaban las plataformas virtuales, todavía eran un servicio minoritario. Algunos clientes eran reticentes a comunicarse a través de una pantalla. Y ahora, que tenemos miedo de un virus, el miedo al cambio ha desaparecido. Cuando algo se necesita, se aprende rápido. Quizá, como a mí, te ha maravillado cómo equipo y clientes se han adaptado y cómo la tecnología está, más que nunca, al servicio de las personas.
¿Y al final, quiénes está resolviendo el problema? ¿Quiénes sienten compasión? Las personas. Sin ellas la tecnología no tendría sentido. ¿Recuerdas aquella conmovedora campaña de Médicos sin Fronteras? Hace unos años los pasillos del metro y las marquesinas de las paradas de autobús inundaron las ciudades con austeras imágenes en blanco y negro donde se podía leer: “Lo único capaz de salvar a un ser humano es otro ser humano”.
Y además de salvar a un ser humano, ¿quiénes son capaces de enseñar y aprender? ¿Capaces de conseguir que las organizaciones aprendan? ¿De hacer del aprendizaje continuo un proceso vital? De nuevo, las personas. Y los datos lo demuestran. El fracaso de la formación online es muy alto, si no cuenta con profesorado o un equipo dinamizador que guíe a los alumnos y alumnas. Otra muestra de que el factor humano es clave.
Por tanto, las personas, todas, deben ser más valoradas. Todo el mundo es importante, como reza el título del libro del empresario Bob Chapman, que visitó Madrid y Barcelona en febrero, para compartir su enfoque humanista en cuanto a la gestión de personas.
Y queda manifiesto cuando surge una necesidad acuciante: se toman decisiones, se aprende más rápido y se prioriza lo que de verdad importa. Y que tú, como el resto de personas, sigues siendo el centro de todo y necesitas tener un propósito claro para alinearte con él.
Conclusión. Qué estoy aprendiendo y no quiero olvidar cuando esta crisis pase:
He puesto en valor lo que realmente importa, y aunque todos somos necesarios, quiero recordar qué colectivos y qué personas de mi entorno más cercano han sido cruciales para salir de la situación de emergencia. He reafirmado que la familia, los amigos y amigas y el equipo son mi prioridad.
He comprobado que se puede vivir y trabajar con menos, me gustaría hacer de la agilidad una norma, ser más flexible y simplificar al máximo.
En parte, gracias al trabajo en remoto, he conocido detalles personales detrás de algunos y algunas profesionales con los que me relaciono. He sabido de sus niños y niñas, de sus parejas, de sus inquietudes. Seguiré compartiendo detalles y gestos personales.
He ratificado que la redarquía puede sustituir a la jerarquía. ¡Sigamos trabajando en red!
He recordado que las capacidades soft son transversales y suman: la empatía, la capacidad de comunicación, la adaptabilidad…, son habilidades que no hay que olvidar porque no caducan y están ahí siempre como un fondo de armario.
He tomado decisiones con gran incertidumbre, así que a ver si me curo de la parálisis por análisis.
He sentido más que nunca que para mantener equilibrio físico y mental es imprescindible estar en calma. El descanso, el ejercicio, la meditación y la alimentación son claves en estos momentos donde es fácil perder el foco por las circunstancias (pérdida de personas queridas, preguntas sin respuestas, pérdidas económicas…).
Si he sido capaz de aprender con rapidez para adaptarme no quiero caer en la inercia y “volver a lo de antes” (¡pero si además, nunca nada vuelve a ser lo mismo!). Xavier Marcet nos lo explica muy bien en su artículo 10 verbos para luchar contra la crisis y contra nuestras inercias del 2008, que podría haber escrito ayer mismo. Lo tendré bien a mano para no olvidar una de sus propuestas en momentos complejos: explorar alianzas.
Y abrazando la complejidad y la incertidumbre, mi propósito seguirá siendo aprender, cuidar de mi familia, dedicar más tiempo a las conversaciones y conocer a otras personas. En lo profesional, continuar demostrando que los idiomas son herramientas de desarrollo y que todas las personas tenemos capacidad de aprenderlos.
¿Y tú que has aprendido? Espero que priorices tu salud, que vuelvas a trabajar sin los niños o niñas en brazos y, si es tu caso, que dejes de correr del ordenador a la cocina o la lavadora. ¡Ánimo! Nos necesitamos más que nunca;-) Ya sabes dónde estoy.
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